La Casa Malaparte, construida en 1938 por el arquitecto racionalista Adalberto Libera, en Punta Massullo en la Isla de Capri, Italia, es considerada como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura moderna italiana. La casa, un paralilepipedo rojo con escaleras piramidales inversas, se posa a 32 metros sobre un acantilado, abalconandose sobre el Golfo de Salerno. Se encuentra completamente aislada de la civilización, sólo accesible a pie o en barco.
La casa fue comisionada por Cruzio Malaparte, célebre escritor italiano, cuyo excéntrico carácter lo llevó finalmente a apropiarse completamente del proceso creativo del diseño, causando serios conflictos con Libera. Para Malaparte la casa debía reflejar su carácter, un lugar para la escritura solitaria y la contemplación; él la describía como, "ahora vivo en una isla, en una casa austera y melancólica, que he construido yo mismo en un acantilado solitario sobre el mar. La imagen de mi anhelo".
Esta obra podría interpretarse como un híbrido de la arquitectura clásica y la moderna. Clásica en su imponente monumentalidad y moderna en su escala doméstica funcional que ofrece refugio y control sobre el vasto paisaje.
Es en esta diferencia de escalas que se crea cierta dualidad en la casa, en el modo que interactúa con la naturaleza y como se presenta ante el visitante.
La Casa Malaparte posee una cualidad plástica de objeto, es la geometría la que regula el orden del proyecto, no su contexto. Logra generar un lenguaje ajeno a su entorno, se aparta de él, imponiendo sus propias reglas dotándola de un carácter monumental. Aún así, crea una relación armónica con la naturaleza, no interrumpe su entorno; sino que se ve forjada en él. Esto se ve reforzado en la elección de materiales, rechazado el uso del concreto -tan característico de otras construcciones modernas de la época- la Casa Malaparte se construyó con piedra local extraída del sitio. Como resultado, es como si la casa hubiera surgido del mismo paisaje sobre el cual se sitúa, las escaleras parecieran excederse al acantilado, creando una nueva altura sobre él.
El interior de la casa se desarrolla de una forma muy hermética, separándose del exterior, la casa se expande en su interior de forma completamente independiente. Se distribuye en tres niveles que varían en largos. En la planta baja se encuentra la zona de servicios, bodegas y lavandería; en el primer piso se encuentra el acceso a la casa por la fachada suroccidental, la cocina y los dormitorios de invitados. El último piso se presenta como el 'apartamento' de Malaparte, un mundo único en sí mismo. La mitad de este está ocupado por un amplio espacio de estar, enmarcado por cuatro ventanas que traen a presencia el paisaje exterior. La otra mitad contiene las dos habitaciones principales que conectan a un estudio situado en el frontis de la casa.
El programa de la vivienda se desarrolla en una distribución rectilínea, privilegiando las vistas transversales de los espacios interiores, se genera una secuencia horizontal de las habitaciones. Tanto es así, que en el último piso, se eliminan los corredores, obligando a pasar de un recinto a otro.
Sobre la casa, se encuentra una amplia escalinata que conduce al solarium, un nuevo suelo que pareciera extenderse hacia el horizonte. Este espacio se mantiene completamente ajeno al resto de la casa y no es accesible desde los espacios interiores. Se presenta como unas escaleras en línea recta, sin barandas ni muros que contaminen la pureza geométrica de la obra o protejan contra el vértigo. Es en esta promenade architecturale que se manifiesta en su máximo esplendor la monumentalidad de la Casa Malaparte. La escalinata se presenta como un "ritual" de llegada al solarium, donde finalmente el paisaje se despliega en su totalidad ante visitante.
Después de la muerte de Crucio Malaparte en 1957, la casa al igual que otras grandes obras modernas -como la Ville Savoy de Le Corbusier o E-1027 de Eileen Gray- quedó completamente abandonada, pasando gran parte del siglo XX en un estado de deterioro total. En 1961, Jean-Luc Godard grabó su aclamada película Le Mepris en la Casa Malaparte. La arquitectura adquiere un rol protagónico y pasa a estar muy ligada al guión de la película.
No fue hasta los finales de los 80's y principios de los 90's que se comenzaron serios trabajos de reconstrucción y restauración de la Casa Malaparte. Estos fueron liderados por Niccolò Rositani el sobrino-nieto de Crucio, volviendo a colocar la casa bajo la mirada pública. En 1980, John Hejduk la describió en la revista Domus 605, "La Casa Malaparte de Libera es privada. Es una casa de paradojas. Es un objeto que consume. Está lleno de historias sin contrapartida. Es una reliquia dejado sobre el pináculo después de que los mares se han desplomado. Es un sarcófago de gritos suaves. Susurra de los destinos inevitables".
Referencias:
Saravia, G. Los dos mundos en Casa Malaparte. Revista Dearq. 2010
Garofalo, F y Veresane, L. Adalberto Libera. 1989